De Pablo, S.

Gente corriente en tiempos convulsos. La vida cotidiana en el País Vasco (1931-1939)

Vitoria, Betagarri, 2023, 215 pp.

Gente corriente
en tiempos convulsos.
La vida cotidiana en el País Vasco (1931-1939)

Carlos Larrinaga

Universidad de Granada

Cómo citar: Larrinaga, C. (2024). De Pablo, S. (2023). Gente corriente en tiempos convulsos. La vida cotidiana en el País Vasco (1931-1939). Vitoria: Betagarri. Sancho el Sabio: revista de cultura e investigación vasca, 47,240-241. https://doi.org/10.55698/SS47-2024-13


Desde hace unas décadas tenemos estudios relevantes sobre la historia cotidiana, donde los grandes personajes de la historia quedan fuera y toman el relevo las gentes corrientes. La historiografía francesa, aunque no sólo, ha sido especialmente pródiga en este tipo de trabajos. Tampoco la historiografía vasca ha quedado al margen, destacando, por ejemplo, los trabajos de autores como María Jesús Cava, Manu Montero o Félix Luengo, entre otros. Ahora podemos sumar ya este nuevo libro de Santiago de Pablo, quien, en el mismo prólogo, nos advierte de que se trata de una obra de alta divulgación, lo que no quita ningún mérito a su trabajo. Al contrario, con este formato, y basándose siempre en una rigurosa bibliografía, con esta obra ha tratado de acercarse a un público más amplio que el especializado, el cual, en cierta medida, puede ver reflejado el mundo de sus abuelos o bisabuelos. Lo que, desde mi punto de vista, constituye todo un acierto, en la medida en que los historiadores muchas veces escribimos para nosotros mismos y apenas trascendemos al gran público. Es lo que tantas veces denunció Fernando García de Cortázar. ¿Cómo una ciencia social tan importante como la Historia podía caer casi en la irrelevancia social? Sin duda, un libro como éste es la prueba evidente de que se puede ser muy riguroso con las fuentes, pero al mismo tiempo llegar a un mayor número de lectores. En este sentido, creo que la obra de Santiago de Pablo va, sin duda, en la buena dirección. La forma en la que está escrito el libro ayuda, además, mucho en este cometido.

Pero no sólo eso. También los temas, ya que el autor trata de abordar la mayoría de los aspectos de la vida cotidiana: desde el ámbito familiar, la vivienda, el comer, el vestir, el ocio, el desplazarse, la cultura, el deporte, la práctica religiosa, los medios de comunicación, la actividad social, el desarrollo político, etc. Y aunque se centra en tiempos convulsos, los años de la Segunda República y la Guerra Civil, lo cierto es que la obra va más allá y se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esto es lógico si tenemos en cuenta los grandes cambios que se produjeron en el País Vasco durante los años de la Restauración. Fue entonces cuando se produjo, por un lado, el gran proceso de industrialización que afectó a las provincias marítimas, y, por otro, cuando las propias ciudades se convirtieron en auténticas células de modernización. Muchas veces se ha identificado la Restauración con el caciquismo, el clientelismo y la falta de democracia, pero, por otro lado, no debemos olvidar que fue en esos años cuando se produjo el gran salto adelante de la modernización económica y social. Los cambios experimentados por el Gran Bilbao, por ejemplo, fueron espectaculares, aunque esta modernización afectó asimismo al resto de los territorios, con menor fuerza en Álava, sí, aunque tampoco fue indiferente al cambio. Y, pese a ser todavía una ciudad levítica, en palabras de Antonio Rivera, lo cierto es que también se contagió poco a poco de esos tintes de la modernización.

Para los años treinta, y así nos lo hace ver el autor, todas estas transformaciones derivadas de la industrialización y de la modernización están asumidas entre las gentes del País Vasco. Un porcentaje importante de la población vive ya del secundario o del terciario, de forma que el número de quienes viven exclusivamente de la agricultura o de la ganadería ha descendido considerablemente. Los cambios han llegado también al caserío. Por supuesto, contamos con un rico mundo urbano, donde las ciudades se han transformado completamente: cuentan con todo tipo de servicios en red (luz, agua, tranvías), un comercio cada vez más variado y sofisticado, una oferta de ocio mucho mayor, una hotelería de mayor calidad y, en definitiva, un conjunto de servicios públicos urbanos que contribuyen a mejorar sensiblemente la vida de sus ciudadanos y presentan unas ciudades muy distintas a las de cien años atrás. Pero, al mismo tiempo, los hábitos sociales relacionados con el ocio en estas mismas ciudades han ido cambiando, de suerte que, a los espectáculos clásicos como el teatro o los conciertos de música, se han sumado ahora el cine o los eventos deportivos. La prensa, de hecho, empezó a dedicar cada vez más espacio a la práctica deportiva: el fútbol, el ciclismo, los partidos de pelota y, en verano, las regatas, el tenis o el automovilismo, por ejemplo. También los años treinta introdujeron otras novedades importantes en el ámbito de lo social, como el divorcio, la educación laica, un mayor cuestionamiento del poder tradicional de la Iglesia o un papel más protagonista de la mujer, entre otras. Las propias medidas tomadas en la Segunda República favorecieron estos cambios sociales y de mentalidad. Como también lo hicieron en el mundo de la política, que no se quedó atrás. En efecto, fue en los años republicanos cuando finalmente se logró el sufragio universal, pudiendo votar también las mujeres, algo que generó mucha controversia entre las izquierdas.

En definitiva, es la sociedad de masas la que ha tomado el relevo. En este sentido, cabe recordar que, en vísperas de proclamarse la Segunda República, en 1930, José Ortega y Gasset publicaba la que posiblemente sea su obra más conocida, La rebelión de las masas (que fue publicada en artículos desde 1927 en El Sol). Pues sí, la masa, la gente corriente, se había convertido ya en la protagonista de la historia. Y también del libro del profesor Santiago de Pablo, quien, con la maestría que le caracteriza, nos ofrece un libro delicioso con el que rememorar cómo vivían nuestros antepasados más próximos y con el que poder comparar nuestra vida cotidiana con la de entonces y darnos cuenta de los profundos cambios que han supuesto las TICs, internet, el móvil y las redes sociales en nuestra cotidianeidad. Porque si la Restauración supuso una cesura, como ya se ha dicho, respecto de las décadas anteriores, los cambios tecnológicos posteriores a la grave crisis de 1973-1979 han traído consigo un cambio aún mayor.