López de Maturana, V.

Un dictador en Vitoria. La transformación de la ciudad a través de las visitas de Franco

Bilbao, Beta III Milenio, 2024, 164 pp.

Un dictador en Vitoria. La transformación de la ciudad a través de las visitas de Franco

Andrés Segura-Amancio

Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea

Cómo citar: Segura-Amancio, A. (2024). López de Maturana, V. (2024). Un dictador en Vitoria. La transformación de la ciudad a través de las visitas de Franco. Bilbao: Beta III Milenio. Sancho el Sabio: revista de cultura e investigación vasca, 47, 249-251. https://doi.org/10.55698/SS47-2024-16


El “historiador trabaja con todo lo que son huellas, reliquias, restos de cualquier tipo, que acreditan que la actividad del hombre se desenvuelve conforme al tiempo y por ello está sujeta a la perduración o al cambio. Pero el historiador no puede limitarse a transcribir sin más lo que dicen los documentos –aunque por desgracia hay algunos que sí lo hacen…–. El historiador tiene que explicar”, sostiene Julio Aróstegui. No se me ocurre una definición más clara para delimitar tanto la labor de un historiador como el valor de los resultados en los que desemboca su quehacer. Del mismo modo, estas palabras sirven para describir el trabajo elaborado por la historiadora Virginia López de Maturana Diéguez, formada en la Universidad del País Vasco y profesora de Historia Contemporánea en dicha institución, especializada en la dictadura franquista y su impacto en el País Vasco. Maestría que demuestran sus publicaciones académicas, así como la autoría de varios libros de diversa índole, a los que se suma este último, donde la capital alavesa y su historia es el foco de análisis.

La obra Un dictador en Vitoria. La transformación de la ciudad a través de las visitas de Franco, salvando las similitudes que pudieran encontrarse entre ella y La reinvención de una ciudad: poder y política simbólica en Vitoria durante el franquismo (1936-1975) (2014), que también publicara la autora, y cuyo foco de interés es el estudio de la composición de la corporación municipal vitoriana y su actuación política durante el franquismo –dentro de los márgenes que permitiera una dictadura como la que fue esta–, indaga en la transformación urbanístico-social de Vitoria durante el franquismo a propósito de las visitas oficiales que realizara Francisco Franco entre 1945 y 1969. López de Maturana se sirve de estos episodios para analizar el modo en que la presencia del dictador entrañó cambios en la capital alavesa. Una serie de transformaciones vinculadas tanto al ensalzamiento del régimen como a la modernización de la ciudad impelida por la industrialización que experimentara la misma en el lapso temporal apuntado.

Así pues, siguiendo un orden cronológico, la historiadora articula el texto en torno a las cinco visitas de Franco, rescatando en cada una un hito del régimen. La intención de la autora es, por tanto, profundizar en los aspectos organizativos, simbólicos, discursivos y políticos de estos encuentros, para exponer, de manera narrativa y gráfica, el modo en que tanto la dictadura, de manera general, y la ciudad, en particular, se fueron transformando. Aspecto que demostraría que la dictadura franquista, a pesar de su conservadurismo, no fue desde su inicio hasta el final un régimen estanco, sino que sufrió evoluciones que repercutieron en mayor o menor medida –dependiendo de la localidad– en el territorio español. Por tanto, desde la premisa sobre la que se sustenta el texto, el propósito de López de Maturana es referir que las visitas del dictador no solo fueron eventos protocolarios, sino que tuvieron un impacto significativo, de índole política y social, que supusieron variaciones sustanciales en las esferas gubernamentales, comunitarias e incluso histórico-culturales. Como demuestra, en lo referente a esta última esfera, el relato de la primera visita (1945), en el que se alude a la reinterpretación y relectura del legado del teólogo y jurista dominico Fray Francisco de Vitoria.

La relevancia de la obra, pues, radica en la unión de la evolución particular de Vitoria con el contexto global de régimen, para evidenciar la influencia del poder que encarnaba el dictador y su incidencia en las realidades locales. Faceta que se percibe de manera más clara en la tercera visita (1953) que hace Franco a la capital alavesa, en pleno reconocimiento internacional del régimen. Este enfoque permite a la historiadora explicar, como apunta Santiago de Pablo en el minucioso y crítico prólogo a esta obra, que “la Vitoria que fue testigo de la sublevación militar en julio de 1936 tenía ya poco que ver con la que vio por televisión al presidente Carlos Arias Navarro anunciando la muerte de Franco en noviembre de 1975”. Todo ello, sustentado en una cualidad inherente a todo buen trabajo histórico que pretenda un objetivo pragmático, como es el de recordar a la sociedad vitoriana hechos angulares de su historia, que vaya más allá del papel en que queda recogido: el rigor histórico.

López de Maturana, en lo que puede considerarse como otro mérito de este trabajo, alcanza este atributo a través de una concienzuda labor documental. Apoyada en una amplia variedad de fuentes, que incluye archivos locales, documentos inéditos, y medios de comunicación de la época, como el diario local Pensamiento Alavés o el NO-DO, la historiadora construye y explica un relato –recuérdense las palabras de Aróstegui sobre la labor y propósitos de un historiador– escrupuloso, analítico y ajustado a la realidad histórica, que no solo se sostiene en los hechos, sino en la exégesis sentenciosa de cada uno de ellos. Sin renunciar, y este es otro merecimiento del trabajo, a la accesibilidad de los datos y la comprobación de los mismos por un público menos versado en el tema.

Con un lenguaje claro y preciso, sin abundancia de tecnicismos historiográficos, la historiadora alavesa desarrolla un estilo narrativo fluido y ameno que, alimentado por las referencias bibliográficas y pictóricas, sumergen al lector en la diégesis histórica, manteniendo despierto su interés. Asimismo, el equilibrio entre la descripción de los acontecimientos históricos y las cavilaciones críticas aporta a la obra tanto un carácter ilustrativo como reflexivo, a pesar de que algunas cuestiones exijan cierto conocimiento previo del contexto histórico del franquismo. Este es el caso de la situación de España durante y después de la Segunda Guerra Mundial, las políticas que mantenían la existencia del régimen durante las dos primeras visitas o el reconocimiento internacional del régimen –ya apuntado–. Aspectos que, por otro lado, no son indispensables para la tesis del libro, ya que el objetivo del mismo no es la especificación del contexto histórico global de la dictadura franquista para, desde este marco, arribar a la singularidad del caso vitoriano. Más bien, como se ha matizado, su finalidad es la observación de las transformaciones simultáneas de Vitoria y el régimen franquista a partir de las visitas del dictador.

De hecho, y de manera concluyente, la novedad de la obra, respecto de otras que también ponen el foco en lo local –por ejemplo, la conocida Historia De Catalunya 7: El Franquisme I La Transicio Democratica 1939-1988 (1989), de Borja de Riquer y Joan B. Culla–, es el empleo de las visitas de Franco como catalizadoras de cambios sociales, políticos e histórico-culturales. Una vertiente que, hoy en día, no goza de la atención que merece ni en el ámbito cultural ni en el historiográfico. Por estos últimos motivos, y aunando lo previamente mencionado, Un dictador en Vitoria. La transformación de la ciudad a través de las visitas de Franco es una obra que merece la atención del público interesado en la historia de Vitoria, en el franquismo y en cómo afectó la dictadura a las localidades españolas. Si bien no está pensada como una herramienta académica per se, la construcción del trabajo permite una inscripción diligente en este espacio. Puesto que, por un lado, puede servir como base para dimensionar el impacto del régimen franquista desde un prisma distinto, como el que ofrece la historiadora López de Maturana. Y, en otro sentido, porque es un buen ejemplo de la rigurosidad histórica con que debe enfrentarse al pasado cualquier historiador, de la exhaustividad analítica de que debe gozar cualquier trabajo correspondiente a esta disciplina investigadora y de cómo las fuentes permiten el conocimiento de la realidad histórica. Sobre todo, de una tan polémica como la del franquismo –mucho más controversial en su relación con la capital alavesa–, que todavía sigue suscitando debates. El trabajo del historiador, de la historiadora en este caso, y su interpretación crítica de las fuentes favorecen, en consecuencia, la comprensión profunda y precisa de un presente que, cada vez más, se encuentra al servicio de un relato histórico interesado que apoya sus ideas en una memoria histórica que, paradójicamente, no toma en cuenta la Historia para su construcción. Una Historia siempre al servicio de todos, como resuena en cada página de esta obra.